Una biblioteca en sí misma anima a leer.
¿Quién, habiendo entrado en alguna de ellas, no siente deseos de escoger un libro, observar su cubierta, hojearlo, detenerse en una página, prestar atención a las palabras, cerrarlo y tomar otro?
La exuberancia es tentadora.
Poco más que libros a la vista sería necesario para celebrar la lectura, pues una vez traspasada la puerta de una biblioteca los más peliagudos obstáculos ya están vencidos.
La silenciosa presencia de los libros incita a leer.
Lo misterioso, sin embargo, sigue siendo cómo conseguir llegar hasta allí y qué clase de gozo habría que obtener para seguir acudiendo [...]
Lograr que alguien sienta curiosidad por esa "casa" de libros o piense que los libros que allí se guardan también le están destinados es lo primordial."
Juan Mata en 10 ideas clave. Animación a la lectura.
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