... mucha intriga... mucha lectura... y los alumnos se pasaron en grande.
Pusimos velitas, sus varillas de incienso, su música terrorífica de fondo...
Menos mal que sacamos previamente todas las mesas y sillas de la biblioteca para sentarlos en el suelo pues la avalancha, como se preveía, fue enorme. Y aún así se quedaron fuera un montón.
Se leyeron composiciones escritas aportadas por ellos y por parte del profesorado y las disfrutaron tanto que, a veces, reían por no llorar... de miedo.
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